Un velatorio

Veo, últimamente, que reina el aburrimiento. Quizás es culpa de la brecha. No de la brecha que separa los frikis y los no frikis (que no normales), si no la brecha que separa a los profesionales de los aficionados. No sé el motivo real, pero me lo imagino. Por un lado los amateurs, nos cohibimos al relacionarnos con los profesionales y tendemos a tener mejor relación entre nosotros, pero es tan aburrido… Por otro lado los profesionales, se enfrentan a dos dilemas. Por un lado. si se relacionan con los aficionados, deben demostrar su superioridad, que para eso son profesionales, cosa que no siempre es así, bien porque en realidad no son superiores, o bien, porque en realidad no quieren aparentarlo. Y el otro dilema, es que son conscientes que son un churro, y realmente, no quieren que se sepa. Total, esto se resume en que no queremos que aflore nuestro frikismo, y las reuniones de Magia, se están convirtiendo en un velatorio. Me consta que se quiere promover, por parte de la junta directiva, la pro actividad en las personas, yo aportaré todo lo que pueda, pero costará mucho. Por cierto. Si entráis en la web de la Asociación en el apartado de anuncios de Magos, allí veréis de momento dos. Uno es del presi. Pero si observáis el otro, veréis el por qué de este Blog.
Cambiando un poco de tema, pero refiriéndome siempre a lo mismo. He vuelto a retomar el libro de Pit Harling, Cartoficciones. No me suelen gustar los libros en los que viene mucha teoría, más que nada porque suelen ser opiniones personales de los autores que, vienen en muchas ocasiones de sus experiencias, y porque un libro de magia que se “precie” sin teoría, no vende, por lo general son unas idas de olla que te cagas. En este que comento, más que teoría, son consejos. Y hay uno que me ha encantado, es de cómo aprovechar o provocar los retos en el espectador. Para mí, después de todos los que he leído, son este y el de Juan Tamariz, sobre el Arte de improvisar con la mnemónica, los que más me gustan de toda la literatura Mágica. Recomiendo encarecidamente la lectura y análisis de ambos artículos y no el visionado de los videos de David Stone.