sábado, 27 de junio de 2009

Elmsley´s power

Uno de los primeros libros de magia que tuve en la mano, fue el que venía en el conjunto mágico de cartas. No se si Fournier y Tamariz, hicieron bien al publicarlo. Bien es verdad que yo no estaría escribiendo esto, no hubiese tomado la magia como una afición, pero no sé, creo que fue el principio del fin. La gente de a pie, que teníamos pájaros en la cabeza, nos decantamos por comprar esa mini caja, y para muchos fue el comienzo, pero para la magia fue el fin. ¿Por qué? Por que no ponía suficiente énfasis en el principio absoluto de la magia. El secreto. Rompiendo, ellos mismos, las reglas de juego. Vendiendo milagros al común de los mortales.
En fin, recuerdo un juego con mucho cariño, de aquel libro. El comodín fantasma (¿Ehh Alvaro??). Pero en el describía una técnica aún hoy prodigiosa, la cuenta Elmsley. Allí se explicaba como la cuenta cuatro como cuatro, nombre castizo, para una cuenta universal. Tengo el recuerdo de cuando la leí, y pensé para mi: “no puede ser, esto no hay quien se lo crea”. Pero aquella cuenta era mucho más que una simple cuenta. Aquella técnica prodigiosa, ponía en manos de desaprensivos como yo, la base, la síntesis de la magia. El ingenio, el conocimiento del pensamiento humano, la perversión, y sobre todo el principio básico, la naturalidad. Cuando las técnicas pasan el filtro del tiempo, cuando todos las usamos por que son necesarias, cuando los espectadores reciben el calambrazo del resorte de la ilusión, significa que estamos ante una genialidad más. Se ve que nació, fruto de la pasión, no como las que nacen fruto de la necesidad, ¿O es que el culebreo no fue mas que una técnica creada a partir de la necesidad de Ascanio de crear de manera imperiosa? Si se hubiese parado un momento a reflexionar, probablemente el culebreo no hubiese pasado de ser una curiosidad. De todo lo que tiene la cuenta Elmsley, carece el culebreo. Eso si, eso si que es una técnica Friki. Larga vida a la cuenta Elmsley.

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